A principios de este mes, en Villa Gesell (Buenos Aires, Argentina) la policía detuvo a un grupo de personas que habría estado estafando a diferentes casinos “trampeando” las máquinas tragamonedas para que estas tome créditos que realmente no existían.
El método, según los medios periodísticos, consistía en ingresar “un dispositivo electrónico” con una punta de acrílico con un “Token” (moneda que se ingresa en la maquina para apostar) que podía fraguar (aparentemente electronicamente) los dispositivos de comparación de monedas (“Coin comparation”) que incluyen estas máquinas. De esta forma ingresaba créditos que luego serian cobrados en caja por pago manual sin siquiera haber realizado una apuesta.
Las sospechas, por parte del casino, de que algo no andaba bien era que en un determinado tipo de estas maquinas había una diferencia en las ganancias que no era frecuente (esto fue descubierto por un sistema llamado "Hiparión" que realiza el control y monitoreo de las salas de juego de Lotería en tiempo real). Al inspeccionar, mediante cámaras de seguridad, notaban un grupo de gente que rodeaba estas máquinas “tapando” la maniobra que produciría la estafa. Y sumado la sospechosa forma en que “ingresaban las monedas” los responsables del casino pidieron la intervención policial.
Si bien lo descripto es un evidente fraude, todos se preguntaron si hay alguna forma de ganarle a los casinos con ingenio sin hacer trampa.
La respuesta, aparentemente, es simple: si existiría todo el mundo se haría rico y los casinos cerrarían o tomarían medidas para evitar estas acciones. O el que conoce un método efectivo, ¿para que lo difundiría?.
Igualmente en la historia se puede encontrar personas que intentaron (y con éxito) “ganarle al casino o juegos de azar” con ingenio y sin realizar estafa: los Eudaemons (grupo de físicos de los 70, ruleta), García-Pelayo (familia que en los 90, ruleta), Michael Larsen (tele-espectador, descubre el algoritmo pseudo-aleatorio), “Hacking Las Vegas team” (universitarios del MIT, Blackjack).