Otro es el caso de los que deciden verlas online o mediante un servicio pago de streaming (como es Netflix, pero donde no se encuentran estrenos), tal vez con una calidad inferior y con ciertas limitaciones pero con una reproducción casi instantánea.
Lo cierto es que muchos se preguntan ¿porqué ir al cine? ¿vale la pena? y vaya que es una interesante pregunta, no se puede comparar la tranquilidad y comodidad de la propia casa con la posibilidad de pausar, atrasar y adelantar la película a gusto con el cine mismo, pero nunca podremos comparar el tamaño de una pantalla de cine con un monitor, o un televisor o en el mejor de los casos un proyector. Y ni hablar del sistema de sonido de las salas que por más que uno tenga un sistema de sonido 5.1 no es comparable.
Queda claro que los cines no se quedaron quietos ante esta “era del P2P” y sacaron sus mejores armas como estrenos mundiales de forma simultánea, salas 3D y pantallas gigantes (como el caso de IMAX).
Pero hay otros factores, por ejemplo en España es algo bastante extraño lo que sucede dado que las películas en los cines se transmiten siempre en idioma doblado al español. Y lo cierto es que muchos prefieren verla en su idioma original con subtítulos.
Pues sí, es una cuestión personal, tal vez no se pueda comparar “una salida” con una noche frente al monitor. Sacando el factor costos (que las salas anteriormente mencionadas es más elevado) y el factor legalidad (por su gran controversia), es ya una cuestión de gusto y tal vez de conocimientos informáticos ya sea de las tecnologías P2P como bittorrent o emule, como la carga de subtítulos, o el manejo de archivos multimedia, descarga desde servidores de descarga directa, etc.
El único consejo que se puede dar es que apague el celular antes de comenzar la función... excepto que esté en su casa que podrá pausar la película.
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