En la era digital, los códigos QR se han vuelto omnipresentes, apareciendo en productos, anuncios y hasta en nuestros teléfonos como métodos de pago.
Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo funcionan realmente? Para entender estos fascinantes cuadrados pixelados, debemos hacer un viaje a través de la historia de la codificación de información.
Veritasium en español tiene un video explicativo que se ve a continuación, y luego se amplían los conceptos claves.
El código Morse: el abuelo de la codificación moderna
Nuestro viaje comienza con el código Morse, inventado en la década de 1830. Este sistema ingenioso utiliza combinaciones de puntos y rayas para representar letras y números. Aunque puede parecer primitivo en comparación con las tecnologías actuales, el código Morse sentó las bases para la codificación de información en formatos legibles por máquinas.
El código de barras UPC: llevando la codificación al supermercado
Avanzando en el tiempo, llegamos al código de barras UPC (Universal Product Code), introducido en la década de 1970. Este sistema revolucionó el comercio minorista al permitir la identificación rápida y precisa de productos mediante un escáner. Los códigos de barras UPC utilizan líneas verticales de diferentes grosores para representar números, permitiendo almacenar información como el identificador del producto y el fabricante.
Códigos de verificación y recuperación: asegurando la integridad de los datos
A medida que la tecnología avanzaba, surgió la necesidad de verificar la integridad de los datos transmitidos. Aquí es donde entran en juego los códigos de verificación y recuperación. Estos sistemas añaden información adicional a los datos para detectar y, en algunos casos, corregir errores. Un ejemplo común es el dígito de verificación en los números de tarjetas de crédito, que ayuda a detectar errores de entrada.
Código 49 y PDF417: ampliando las capacidades
El Código 49 y el PDF417 representan el siguiente paso en la evolución. Estos códigos bidimensionales pueden almacenar mucha más información que los códigos de barras tradicionales. El PDF417, por ejemplo, puede contener hasta 1.800 caracteres en un solo código, lo que lo hace ideal para aplicaciones como licencias de conducir o tarjetas de identificación.
El código QR: inspirado en un juego milenario
Finalmente, llegamos al código QR (Quick Response), inventado en 1994 por Denso Wave, una empresa japonesa. Curiosamente, su diseño fue inspirado por el juego de mesa Go, que utiliza un tablero cuadriculado con fichas blancas y negras. Esta influencia es evidente en la estructura matricial del código QR.
Los códigos QR pueden almacenar diversos tipos de datos, desde URLs hasta información de contacto, y son leídos rápidamente por dispositivos móviles. Su capacidad para almacenar datos en ambas direcciones (horizontal y vertical) les permite contener mucha más información que los códigos de barras lineales.
Corrección de errores: haciendo los códigos más robustos
Una característica crucial de los códigos QR es su capacidad de corrección de errores, que les permite ser leídos incluso si están parcialmente dañados o cubiertos. Esta capacidad se basa en técnicas avanzadas de codificación, como el Código Hamming y el código Reed-Solomon.
- El Código Hamming: Desarrollado en los años 50, permite la detección y corrección de errores simples en la transmisión de datos.
- Código Reed-Solomon: Más avanzado, este sistema puede corregir múltiples errores y es ampliamente utilizado en los códigos QR y en tecnologías como los CD y DVD.
Conclusión
Desde los simples puntos y rayas del código Morse hasta los complejos patrones de los códigos QR, la evolución de los sistemas de codificación refleja nuestra creciente necesidad de almacenar y transmitir información de manera eficiente y confiable. Los códigos QR, con su capacidad de almacenar grandes cantidades de datos en un espacio pequeño y su robustez frente a daños, representan un hito importante en esta evolución. A medida que avanzamos hacia el futuro, es emocionante imaginar qué nuevas formas de codificación surgirán para satisfacer las demandas de un mundo cada vez más conectado y dependiente de los datos.
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