Claro está, por más interesante que parezca y bonito, internet nos ha dado una gran bofeteada al poder acceder a un poco de cultura y ver la serie Fullmetal Alchemist y su "Ley de la equivalencia": "Para obtener algo, es necesario sacrificar algo de un valor equivalente".
En muchas ocasiones los intermediarios, gracias a su conocimiento, persuasión o esfuerzo, nos hacen una oferta que no podemos decir que no. Pero con el correr del tiempo nos damos cuenta que esa oferta en realidad tiene algo oculto: las reglas las ponen quién ofrece.
Esto no es justo, un contrato se entiende la voluntad de las partes, y si estas no están realizadas también con discernimiento y libertad no es válido.
Muchas veces estos intermediarios juegan con estos factores, se aprovechan de la ignorancia y coartan la voluntad (con técnicas de miedo como por ejemplo el FUD), para -en última instancia- afectar la libertad de las personas.
Estamos acostumbrados a tener una sola interfaz y confiar en determinadas asociaciones (bancos, supermercados, gobiernos, partidos, instituciones educativas, etc), pero en muchas ocasiones no nos ponemos a pensar si estas asociaciones son realmente las únicas validas o no.
Nada impide compartir el auto para ir a trabajar con un compañero de trabajo, o que un vecino venda comida casera (o aveces si, ciertas regulaciones...). Pero estas relaciones peer-to-peer (entre pares) no les conviene a las asociaciones ya existentes. Que, poco a poco se van transformando en monopolios.
Existen muchos casos de gobiernos que por ejemplo no dan acceso a recursos (computadoras, electricidad, gas, luz, agua, etc) a determinadas personas y lo dan solo como condición de que hagan o no ciertas acciones. Ahí está el punto principal en aceptar inicialmente eso o no, y teniendo en cuenta que la libertad es el valor más importante... pero sobre todo que cualquier acción que hagamos (aceptar o no), genera consecuencias, como por ejemplo validar implícitamente ese accionar.
Pero ojo, esto no es una bandera diciendo que los intermediarios no deberían existir, a no confundirse. Vivir en sociedad implica aceptar reglas, y a su vez uno reconoce que hay intermediarios válidos, y que por su conocimiento pueden hacer las cosas mucho mejor y optimizando recursos. El foco es que sea realizado desde una perspectiva ética. Específicamente el foco planteado es: conocer las reglas, y elegir con libertad. En caso de que no se pueda elegir proponer cambios y alertar a otros.
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