domingo, junio 17, 2018

Intermediario benefactor: con recursos ajenos pero reglas propias

Con el correr del tiempo uno observa cada vez más casos en los cuales un intermediario (léase estado, gobierno, líder, empresa, organismo, ONG, etc) se auto determina "benefactor" y decide otorgar a muchas personas muchas cosas.

Claro está, por más interesante que parezca y bonito, internet nos ha dado una gran bofeteada al poder acceder a un poco de cultura y ver la serie Fullmetal Alchemist y su "Ley de la equivalencia": "Para obtener algo, es necesario sacrificar algo de un valor equivalente".


En muchas ocasiones los intermediarios, gracias a su conocimiento, persuasión o esfuerzo, nos hacen una oferta que no podemos decir que no. Pero con el correr del tiempo nos damos cuenta que esa oferta en realidad tiene algo oculto: las reglas las ponen quién ofrece.

Esto no es justo, un contrato se entiende la voluntad de las partes, y si estas no están realizadas también con discernimiento y libertad no es válido.

Muchas veces estos intermediarios juegan con estos factores, se aprovechan de la ignorancia y coartan la voluntad (con técnicas de miedo como por ejemplo el FUD), para -en última instancia- afectar la libertad de las personas.

Estamos acostumbrados a tener una sola interfaz y confiar en determinadas asociaciones (bancos, supermercados, gobiernos, partidos, instituciones educativas, etc), pero en muchas ocasiones no nos ponemos a pensar si estas asociaciones son realmente las únicas validas o no.

Nada impide compartir el auto para ir a trabajar con un compañero de trabajo, o que un vecino venda comida casera (o aveces si, ciertas regulaciones...). Pero estas relaciones peer-to-peer (entre pares) no les conviene a las asociaciones ya existentes. Que, poco a poco se van transformando en monopolios.


Existen muchos casos de gobiernos que por ejemplo no dan acceso a recursos (computadoras, electricidad, gas, luz, agua, etc) a determinadas personas y lo dan solo como condición de que hagan o no ciertas acciones. Ahí está el punto principal en aceptar inicialmente eso o no, y teniendo en cuenta que la libertad es el valor más importante... pero sobre todo que cualquier acción que hagamos (aceptar o no), genera consecuencias, como por ejemplo validar implícitamente ese accionar.

Pero ojo, esto no es una bandera diciendo que los intermediarios no deberían existir, a no confundirse. Vivir en sociedad implica aceptar reglas, y a su vez uno reconoce que hay intermediarios válidos, y que por su conocimiento pueden hacer las cosas mucho mejor y optimizando recursos. El foco es que sea realizado desde una perspectiva ética. Específicamente el foco planteado es: conocer las reglas, y elegir con libertad. En caso de que no se pueda elegir proponer cambios y alertar a otros.

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